domingo, 22 de octubre de 2017

Algunos Mitos sobre los Trastornos de la Conducta Alimentaria

                                                                                                                                                  

En esta sección presentamos algunos conceptos que a veces se confunden al momento de diagnosticar o indicar un tipo de tratamiento para las personas que sufren un Trastorno Alimentario. Esto ocurre con mucha frecuencia y a veces el deseo de ver a nuestros seres queridos bien nos dificulta evaluar con mayor precisión lo que ocurre.


Parte I


Los trastornos alimentarios son una decisión. Necesito decirle a mi ser querido que debe abandonar esas costumbres y explicarle el daño que le ocasionan.

Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son enfermedades médicas y psicológicas complejas que la persona no elige y que los padres no las causan. La Asociación Americana de Psiquiatría clasifica diferentes tipos de trastornos de la conducta alimentaria en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM, por sus siglas en inglés) edición 5: la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, trastorno por atracón, trastorno evitativo/restrictivo de la ingesta alimentaria, pica, trastorno de rumiación y otros trastornos especificados de la alimentación o trastornos de la conductas alimentaria. Varias décadas de investigaciones genéticas indican que factores biológicos son una consideración importante en quien desarrolle un trastorno de la conducta alimentaria. No son un capricho y no pueden abandonarse solamente con la voluntad de quien lo sufre, requiere ayuda profesional especializada.

Como no veo a mi ser amado practicando conductas alimentarias desordenadas, no necesito preocuparme por él/ella.

Muchos individuos con trastornos de la conducta alimentaria se esfuerzan por ocultar los síntomas de su enfermedad porque se sienten avergonzados o porque tienen miedo de que alguien vaya a hacer que se detengan. No es raro que la familia de una persona enferma esté sorprendida de la gravedad de los síntomas de los trastornos de la conducta alimentaria cuando se recibe el diagnóstico. Si sabe que un ser querido está teniendo síntomas, es importante que le exprese preocupación, con empatía y compasión, y lo anime a que busque ayuda. Nunca lo culpe o juzgue. 

Las conductas de los trastornos de la conducta alimentaria sólo están enfocadas en la comida.

Los individuos con trastornos de la conducta alimentaria generalmente tienen una forma incorrecta de enfocarse en la comida y el peso, pero los síntomas se extienden más allá de la comida. Numerosas investigaciones científicas han demostrado una relación entre trastornos de la conducta alimentaria, perfeccionismo y patrones obsesivos, que pueden llevar a una fijación excesiva en las notas, la práctica de los deportes, etc.



jueves, 5 de octubre de 2017

Nos cuidamos en verano y todo el año

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Llega la primavera y con los primeros calores estamos más expuestos al aire libre, comenzamos a cambiar el vestuario y a estar más ligeros de ropa, estimula las actividades sociales y deportivas. ¡Se viene un cambio!


Este cambio nos lleva a pensar qué mostramos a los demás, cuando sacamos a relucir el vestuario del año pasado o compramos ropa de la nueva temporada nos ponemos a pensar qué imagen estamos dando. Muchas veces se piensa qué cuerpo tenemos y qué cuerpo queremos, comienza una evaluación que a veces es muy estricta y poco realista. Aparecen en las revistas los cuerpos perfectos de las modelos y se quiere tener ese cuerpo como se compra ese jeans que tiene puesto.

Empiezan los apuros por ponerse a punto y a veces se cae en la tentación de someterse a una dieta de moda que promete resultados increíbles en el poco tiempo que queda. ¡Para conseguir esa meta se requiere un gran entusiasmo y mucha motivación pero parece valer la pena! Arrancás con toda la fuerza haciendo todo al detalle como te indican, según la luna, según la hora, según la actividad, lo que sea ese primer día pensando en el bikini que te querés poner.

Pero llega el segundo o el tercer día y el esfuerzo es insostenible, el malhumor aumenta, el cuerpo es el mismo, ¡nada cambió! Los demás hacen vida normal y vos estás presa de esa dieta que no te permite nada y encima cada vez con menos fuerza…generalmente aquí viene el derrumbamiento…chau dieta, chau hambre. El problema es que el salir de la dieta no es con buenos modales sino un desbarrancamiento, no se vuelve a un comer normal sino con una pérdida de control total producto de las ganas acumuladas, del soñar con los alimentos prohibidos. No se vuelve al comienzo sino más atrás, porque se perdieron las esperanzas de lograr ese cuerpo deseado y si sabés que no estás comiendo de la forma adecuada. Esta puede ser una puerta de entrada a la Bulimia Nerviosa, una oscilación permanente entre la restricción alimentaria y la pérdida de control frente a la comida.

Otra consecuencia puede ser el extremo del control, la Anorexia Nerviosa: se logra mantener la dieta y se logra bajar de peso. Sin embargo, no estás conforme, querés continuar bajando de peso, o tenés miedo que al abandonar la dieta el peso no se mantenga sino que recuperes más de lo que perdiste. Conclusión: adicción a la dieta, no hay cómo dejarla.

 

¿Qué hacer entonces? ¡Cuidarse todo el año! O sea tratarnos bien todos los días, alimentarnos sanamente, nada exagerado, lo normal para una persona de tu edad. Sin restricciones pero sin desbundes, comer de todo no es comerse todo. Así nos disfrutamos todas las estaciones, no solo cuando el sol calienta.