¿Qué vemos
cuando nos miramos al espejo?
Actualmente
vivimos en una sociedad que nos inunda de la sensación de insatisfacción
inventando necesidades, materiales muchas veces, para ser feliz. La insatisfacción es ese sentimiento que se
experimenta cuando la realidad no cumple nuestras expectativas, cuando nos
frustramos porque lo que deseamos no se ve realizado. Si ponemos atención en
los discursos más frecuentes, tendemos a
mirar más lo que nos falta que lo que ya tenemos. Creemos que superarse implica
solamente hacer foco en la insuficiencia y nos volvemos perfeccionistas,
exigentes y especialistas en la carencia, en lo que hay que mejorar.
Con la imagen corporal puede
suceder lo mismo. ¿Cuántas personas, sobre todo mujeres, escuchamos a diario
referirse a su insatisfacción con su imagen corporal, anhelando cambiar alguna
parte de su cuerpo? Es más, la insatisfacción corporal no sólo la manifiestan
personas con sobrepeso, sino que, debido al valor que se le otorga al cuerpo
delgado y la apariencia física en nuestra sociedad, las personas con un peso
normal también tienden a sentirse insatisfechas con su imagen corporal.
La imagen corporal es la
representación mental del cuerpo que tiene un impacto
significativo en la autoestima y juega un papel muy importante en las
relaciones interpersonales. Esta imagen, y cómo nos sentimos en nuestro propio
cuerpo, se construye desde el nacimiento a partir de la interacción de la
persona con su entorno y el valor que éste le otorgue a determinadas formas del
cuerpo. La sobrevaloración de la imagen y su asociación con el éxito hace que
la búsqueda de determinada figura pueda volverse una obsesión.
Las personas que sufren un Trastorno de la Conducta Alimentaria tienen una imagen distorsionada de su cuerpo. La experiencia con dichos pacientes nos ha enseñado que el no aceptar su imagen corporal, el querer cambiarlo y controlarlo es el reflejo de un rechazo mucho más profundo que trasciende el cuerpo. Esto es, su percepción está ligada a aceptarse a sí mismas como personas, sus valores, sus características de personalidad y sus historias de vida.
La obsesión por
el cuerpo y la comida es una búsqueda, poco adecuada, de respuestas a problemas.
Es decir, que es una forma de mitigar el sufrimiento, de controlar el entorno y
buscar soluciones a situaciones que angustian.
Entonces, ¿qué
vemos cuando nos miramos al espejo?
Sin duda, vemos más
que nuestra imagen: vemos nuestra vida, nuestros logros, nuestros pendientes, nuestras
alegrías y tristezas, nuestros vínculos, en fin…lo que deseamos versus lo que
logramos.
Y así como nos paramos frente
al espejo con esta postura negativa, pendientes de las carencias y nos
encontramos muchos defectos físicos, es probable que esta visión de la vida nos
haga sentir insatisfacción. Entonces, si
nos preguntan cómo estuvo nuestro día, focalizamos solo en el cansancio, en lo
que nos salió mal, lo que no pudo ser. Si reflexionamos sobre nuestra vida, nos
sentimos atraídos a pensar en las cosas tristes que nos han pasado, en las
pérdidas y en lo que no hemos logrado.
Si bien todos
estamos insertos en una cultura que sobrevalora la imagen y la delgadez, no
todas las personas enferman de un trastorno alimentario. Aquellas optimistas
tienen menos probabilidades de desarrollarlo. Aquellas que puedan mirarse al
espejo y trascender el cuerpo encontrando en ese reflejo la sabiduría de las
experiencias vividas. Aquellas que pueden encontrar lo positivo de cada
vivencia y sienten gratitud por las pequeñas cosas de la vida. Aquellas que
descubren que día a día hay una oportunidad para buscar soluciones más
adecuadas a lo que nos preocupa. Aquellas que, satisfechas con sus logros, se
proponen metas a alcanzar y van por ellas. Aquellas que priorizan sus
relaciones interpersonales generando lazos donde se los valore y valoren a los
demás. Aquellas que están abiertas a que la vida los sorprenda con experiencias
que no esperaban y que, aun así, pueden
resultar gratificantes.
En la medida
en que la distancia entre la imagen real y la imagen ideal sea más acotada, es
posible ser la mejor versión de uno mismo focalizándonos en el lado positivo de
las experiencias que transitamos.
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